La hirsuta estupidez de mi conciencia
y el triste despago a lo terruño,
marcaron como braza incandescente,
mi cuerpo aprisionado por tu puño.
-
Los gritos de dolor, no se escucharon
mi vientre apretujado contra un muro,
y el nonato no maduro, suplicaba,
por su vida, por su madre, sin futuro.
-
Hay tanto que buscar en esta bruma,
tanto que olvidar de lo vivido,
los años que se fueron como espuma,
mi llanto amargo, por los golpes recibidos.
-
Y ciega por la sangre que brotaba,
de mi alma ennegrecida por tu puño,
a los cielos maldije delirante
¡¡mi niño terminaba de escaparse!!
-
Las heridas fueron tantas que asustada,
camine por la cornisa de mi suerte
mi hijo ya no estaba en este mundo
mi cordura me condujo hasta la muerte.
-
Loca, loca, loca por la angustia que tenia
vi ante mí asomarse un precipicio,
las hadas me llevaron en sus alas,
este día terminaba mi suplicio. Emiliano Pintos
No hay comentarios:
Publicar un comentario